miércoles, 28 de noviembre de 2007

Tocando techo con los pies en el suelo: La Nada

Hay cosas que "es mejor ignorar" y otras en las que simplemente "es mejor creer".

Ignorancia y fe: Yugo y prisión de la humanidad.


Aquel que nunca ha visto mundo, que nunca ha querido ver, es fácilmente “conformable” en toda acepción de dicha palabra: Sus limitaciones lo vuelven irrisoriamente manipulable, y su máxima aspiración es una simple ilusión, su deseo reposa en la mentira del no-querer-ver.



Y entonces la curiosidad y el inconformismo no tardan en hacerse oír:


¡Que caiga el velo de la fe! - Tras sus espejismos se oculta la límpida luz de la verdad cristalina...



¿Pero no podría ser acaso la promesa de tal luz una mentira aún más grande que la propia farsa de la que se pretende huir?.


Aquel que tras derribar su muro de realidad ha vislumbrado el gélido vacío al que todo se reduce. ¿Ha de querer volver a habitar su antigua ilusión?, ¿es que puede hacerlo?.


Quien ha sentido la presencia de la gran oscuridad ve disolverse en él todo aquello que alguna vez tuvo sentido. ¡Acaso la nada sea la única verdad!, y nuestro mundo tan solo la concepción de una mentira que ilumina nuestro discurrir: por la nada, hacia la nada. Luego, nosotros mismos somos una simple mentira: La fe en ser algo aparte de -nada-.


Quizás lo mas sensato sea vivir con los ojos vendados... Pocas personas son capaces de soportar la presencia de la Nada. Y nadie que haya sentido su frío aliento a pocos centímetros de su cara vuelve nunca a ser el mismo: ¿Cómo soportar la realidad de que todo -incluso nosotros mismos- está hueco si se lo mira con suficiente detenimiento?...


Toda labor que aspira a la demolición sistemática de la mentira, al acercamiento a la verdad, tiene como fin último la propia auto-demolición. Trascenderse a sí mismo es disolverse... Y es que, después de todo, hay cosas en las que es mejor creer, y otras que es mejor ignorar...

sábado, 3 de noviembre de 2007

Determinismo caótico (o cómo este post estaba 'condenado' a existir)

1.1 Introducción:


De vez en cuando me pasa que en un intercambio de ideas comienzo defendiendo un punto de vista para acabar, tras una buena cantidad de argumentos y contraargumentos, y algo de buscar información, defendiendo a su perfecto contrario. El post de hoy surgió a raíz de una conversación con mi padre que, como suele pasar con estas cosas, acabó extendiéndose mucho mas de lo previsto:


El tema que hoy me ocupa pasó de moda, por así decirlo, hace ya muchos años. Es el del determinismo, junto con su versión más radical: el mecanicismo.


La gran temática del determinismo se puede resumir en una simple pregunta: ¿existe en el universo algún fenómeno casual o por el contrario todo responde a un principio de causalidad?

¿Existe alguna acción que no sea a su vez reacción única y necesaria de una acción anterior?


Soy consciente del profundísimo impacto que tiene la aceptación de un modelo determinista en toda regla: Si todo efecto que tienen lugar en el universo es producto de una causa anterior, solo de esta e indefectiblemente de esta, y a su vez este efecto es causa de un único efecto posterior; resulta hasta cierto punto evidente que el universo es, a grandes rasgos, el máximo exponente del “efecto dominó”.



2.1 ¿Azar sí o azar no?:


La aceptación del determinismo implica necesariamente una negación rotunda de la existencia del azar y creo que resulta de especial importancia definir este concepto, para evitar posibles ambigüedades y malentendidos:


Podría considerarse como azaroso el resultado de tirar una moneda al aire N veces, obteniendo resultados diferentes. Estamos de acuerdo, sin embargo, en que si tomamos a la moneda y su entorno como un modelo físico en el cual se tuviesen en cuenta la temperatura, la humedad, el rozamiento con el aire, la fuerza junto con su punto de aplicación y, en general, todo factor capaz de influir en el comportamiento de dicho modelo, sería posible determinar con absoluta precisión el resultado del lanzamiento de nuestra moneda, por lo que tenemos que, según la física tradicional, si en un momento dado un hipotético observador exterior al universo conociese la posición de cada átomo de este, así como todas las variables que los relacionan entre sí, sería posible calcular su comportamiento tanto pasado como futuro... indefinidamente.


Como vemos, lo que habitualmente se llama azar (tirar una moneda o dados, jugar a la ruleta...), es en realidad simple falta de información que en ningún momento infringe la ley de causa-efecto, puesto que el comportamiento del sistema considerado depende de, y está ya definido por un conjunto de variables que se alteran con el transcurso del tiempo, siguiendo una secuencia estrictamente causal.


Así pues, entiendo por azaroso a todo suceso espontáneo; que no es efecto único y necesario de una causa anterior, sino que puede tanto suceder, como puede no hacerlo; sin que este suceder se desprenda necesariamente de una causa anterior.


Por lo tanto, de momento, al título de este apartado respondemos: AZAR NO



2.2 Orden en el caos:


La afirmación de que el universo es en último termino como un gran reloj (o algún aparato mecánico similar y extremadamente complejo, de ahí el nombre de mecanicismo) ha quedado obsoleta, y a esto ha contribuido en los últimos tiempos la aparición de la mecánica cuántica.


Quiero hacer notar desde un principio que existe hoy en día un cierto “misticismo” relacionado con todo lo que lleve la etiquetaa “cuántico”. Esto es así hasta el punto de que se lo ha reinterpretado esta teoría a conveniencia, se la ha tergiversado y modificado hasta conseguir que, partiendo de la base radical de que “todo es indeterminado” sea posible llegare a conclusiones perfectamente “científicas” de auténticas salvajadas cuánticas que resultan más cercanas al tarot y la astrología, que de la auténtica ciencia.

Y que por otra parte, un simple profano en la materia como yo también está expuesto a la manipulación mediática anteriormente mencionada, quedando en ocasión como único recurso la apelación a su propio criterio -hasta que pueda acribillar a preguntas a su profe de física :D:D:D-. Amén de no estar exento de las salvajadas deterministas.


Probablemente la idea más difundida popularmente sobre la teoría del caos sea la de que “el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede causar un huracán en Nueva York”. El llamado “efecto mariposa”


El “efecto mariposa” fue descubierto por Edward Lorenz (matemático y meteorólogo) cuando intentaba crear, mediante ecuaciones diferenciales, un modelo matemático capaz de predecir el comportamiento de un sistema climatológico. Y con lo que Lorenz se topó fue que el sistema estudiado era sensible a las condiciones iniciales: Es decir, que una pequeña variación en los parametros de entrada desembocaban en comportamientos totalmente diferentes e impredecibles.

(Con la invención del ordenador fue posible computar y representar gráficamente el llamado “Atractor de Lorenz” el cual, según como se lo mire, recuerda vagamente a la forma de una mariposa)


Por tanto, existen en el universo sistemas complejos y caóticos (como el clima, el movimiento de las placas tectónicas...), los cuales dependen de numerosísimas variables interrelacionadas entre sí, por lo que resultar impredecibles y su comportamiento futuro no puede ser más que, en el mejor de los casos, estimado probabilisticamente (y ahí es donde la física cuántica brilla en todo su esplendor).

Más aún: El hecho de que estos sistemas sean tan sensibles a las condiciones iniciales imposibilitan la recreación práctica del mismo. Este hecho se confunde a veces con el de azar anteriormente mencionado, es decir, que así como en el modelo de la moneda es posible obtener el mismo resultado una y otra vez, en el modelo caótico se obtienen resultados diferentes.


Un sistema, por caótico que sea, devolverá siempre la misma salida siempre que los parámetros de entrada sean los mismos. Pequeñas variaciones darán lugar a grandes cambios, sí, pero una variación nula no produce cambio alguno.


Por lo que en el hipotético caso de que hoy pasase un huracán sobre Nueva York, y tras su paso el tiempo retrocediese 24 horas, el huracán volvería a azotar Nueva York de IGUAL manera a como lo hizo la primera vez, la misma piedrecita que voló del Central Park recorrería la misma trayectoria en el mismo tiempo en que lo hizo anteriormente, cayendo en el mismo sitio y fragmentándose de igual manera a como lo hizo antes de la regresión. (mi experimento de retroceder en el tiempo no es más que un pretexto para recrear un sistema caótico con las MISMAS variables iniciales).



El universo, dada su inimaginable complejidad, es inherentemente caótico. Pero todo caos no está exento de cierto orden, y el hecho de que un sistema se comporte de manera totalmente impredecible no significa que su comportamiento, por extraño que resulte, carezca de la relación causa-efecto de la que partimos en un principio.


Luego, la excusa del caos queda eliminada como argumento contra el determinismo. Y volviendo a la anterior hipótesis de que el tiempo retrocediese 24 horas, no solo el huracán de Nueva York, si no TODO el universo seguiría la misma evolución que se había dado por vez primera. Y aquí vienen las afirmaciones que pueden exasperar a más de uno: así como cada piedra levantada por el huracán volará del mismo modo, y cada gota de lluvia caerá de igual manera; cada célula de nuestro cuerpo se comportará de igual manera, y volveremos a pensar en Fulanito “espontáneamente” en el mismo instante en que lo hemos hecho antes. Y si alguien estaba cometiendo un asesinato, lo cometerá de igual manera. No me refiero a una aproximación, si no a una repetición idéntica de todo lo anteriormente sucedido. (Aunque con dicha regresión técnicamente nunca haya sucedido aún).


Esto es, la negación de todo libre albedrío: Tenemos tan solo la ilusión de ser libres, pero nuestras acciones y nuestra misma consciencia se encuentran ya determinadas por el gran dominó que es el universo, desde el mismísimo instante en que este estalló (o tal vez antes)...


Y se mantiene aún lo dicho por los deterministas: Si en un momento dado fuese posible conocer el estado de toda variable del universo (lo cual es, desde la perspectiva de mi último post, el concepto de verdad absoluta), sería entonces posible determinar con precisión matemática y absoluta tanto el pasado como el futuro, por muy lejanos que estos sean.


Y si la teoría del big crunch resulta cierta, quitando la ingenua presunción de que el universo se comprimirá inversamente a como se ha expandido y la historia se repetirá (y se ha repetido ya) indefinidas veces, podríamos aun así conocer la configuración de todos los futuros universos, así como los pasados, retrocediendo hasta su primer origen.


Finalmente (y tómese esto como una simple observación sin ninguna intención peyorativa) los intentos de justificar el libre albedrío mediante una sacralización irracional de las capacidades consideradas humanas (como la consciencia, la imaginación, la creatividad...), elevándolas a cotas absurdamente idealizadas resultan tan graciosos y egoístas como el de quien, observando la belleza de una puesta de sol, o la complejidad emocional de un ser humano desprende de estas la existencia inequívoca de Dios.



3.1 A modo de conclusión:


La elección entre poseer libre albedrío (con la responsabilidad que ello conlleva) o ser una simple marioneta de unas fuerzas que, por caóticas que sean, llevan inexorablemente a UN resultado posible, conforma de por sí un libre meta-albedrío por lo que cae fuera de la óptica de este post.

La cuestión es que, estemos o no determinados de antemano, se nos plantea una serie de problemáticas de carácter trascendental, moral e incluso teológico que se pueden complicar tanto como se quiera, por lo que concluye aquí este post, dejando un final abierto a una continuación que trate desde un punto de vista más humano la cuestión del determinismo...


Un saludo


Fede.